«Deberíamos evitar la aproximación entre perros, que llevamos atados por sus respectivas correas, si sus lenguajes corporales no expresan relajación. Tampoco cuando uno de ellos se encuentra en posición “tumbado” a menos que conozcamos su carácter sumiso.
Es importante facilitar, entre perros equilibrados, el protocolo de saludo. En primer lugar se olerán los hocicos y posteriormente las partes traseras. Para hacerlo posible los propietarios deberán evitar que las correas estén tensadas.»